viernes, 24 de septiembre de 2021

La pieza de pan.

..:: Cosas de la vida diaria ::..

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La pieza de pan.

Recuerdo que en mi infancia , mi madre llegaba con tremenda bolsa de pan y vaciaba su contenido en una pequeña cesta que cubría con una servilleta de tela. Me gustaba acercarme y ver esa cesta llena con piezas de pan, dentro de estás había siempre una concha que me invitaba a comerla!!! sin pensarlo extendía mi mano para apropiarme de ella y como por arte de magia aparecía mi madre gritando "Cuidadito te comes esa concha! Es de tu papá !!"

En mi infancia el padre tenía prioridad y todos debíamos esperar a que el tomara la pieza de pan que le gustaba y después continuábamos de mayor a menor.. ni modo, esas era la regla...

Desde entonces me hice una promesa " Cuando sea grande seré yo el que tome esa pieza de pan.. seguro así sera!! ".

El tiempo ha pasado , ahora soy padre de familia y cuando llego a casa y veo la cesta del pan me acerco a ella y con toda la autoridad que me dá ser el "Jefe de familia" extiendo mi mano para tomar la tan codiciada concha para escuchar ahora a mi esposa diciendo "CUIDADITO Y TE COMES ESA CONCHA, ES DE TU HIJAAAA!!!".

No puede ser ! Que hice para merecer esto?

Ni modo, así es la vida.
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Saludos desde este lado del cable.
Carlo Magno M.H.

Vista cansada

..:: Vista cansada ::..

Hace casi 5 años que uso lentes debido a que mi cuerpo comienza a pasarme factura, por lo que ahora tengo lo que llaman "vista cansada".

No acostumbro peinarme con los lentes puestos, pero hoy por la mañana tuve que hacerlo y al mirarme al espejo descubrí algunas canas en mi negra cabellera y esto me obliga a tomar una sabia decisión que aquí les comparto.

NO ME VOLVERÉ A PEINAR CON LOS LENTES PUESTOS!


Saludos desde el otro lado del cable

martes, 14 de septiembre de 2021

Las sandalias negras

 ..:: LAS SANDALIAS NEGRAS ::..

- Marisel Hilerio Rivera-


La última vez que le regalé algo a mi madre, fueron unas sandalias negras.

Se las estrenó al otro día.

Cuando la vi, me sorprendí. ¡Yo se las había comprado para un día especial! Entonces le pregunté:

– ¿Por qué las has estrenado tan rápido?

Y me contestó:

– ¿Y si me muero mañana?… las tendría que estrenar otra persona y no yo. ¡Son para usarse ahora! Dos meses después, partió a su última morada…

Hoy volví a recordar las sandalias negras… Y me pregunté: ¿Qué estamos esperando para estrenar?

Un día, en la comida escuché a mi cuñada decirle a mi suegra:

– ¡Ay, mamá… no saque su vajilla bonita, se le puede romper! Mejor déjela para otro día especial.

A lo que mi suegra contestó:

– No, taruga… hoy es el día especial, los importantes somos nosotros, no los invitados; o qué, ¿quieres que te la deje cuando yo muera? ¡Claro que no, hoy vamos a disfrutarla!

¡Cuánta razón tenía! ¿Qué es realmente un día especial? Cuando la vida se vive una sola vez.

¿Cuánta gente llegó hasta hoy sin decir lo que quiso, sin ponerse lo que quería, sin regresar a algún lugar, sin salir, sin viajar o sin pedir perdón?

¿Tú sabes los amores que jamás fueron… por esperar un poco más a decirlo?

¿Los matrimonios que se rompieron porque el otro no dijo “perdón” primero?

¿Los amigos que dejaron de hablarse… por un mal entendido?

¿La familia que jamás volvió a reunirse… porque no tenían tiempo o no encontraban un día?

¿Los sueños que se quedaron en sueños… por esperar una mejor oportunidad?

¿La gente honesta que perdimos… porque fue sincera y nos dolió?

¿Y si no llega mañana?

¿Qué estás dejando sin estrenar… para que otro lo use?

¿A quién dejaste… para que otro amara?

¿Qué palabras dejaste sin pronunciar?

¿Con qué perdón en el pecho te quedaste?

¿A quién le debes una explicación?

¿A quién debiste darle una oportunidad?

¿Qué aventura dejaste sin hacer?

Guardamos sin estrenar palabras, compañía, sentimientos, sueños, viajes… solo por miedo a fracasar, por vergüenza o peor aún ¡por orgullo!

Y así vamos calmando los latidos del corazón, sin darnos cuenta que quedamos inertes ante la vida, por esperar a mañana.

MAÑANA no existe… es sólo una esperanza, una idea que tal vez no llega. Solo nos queda… HOY.

Hay que estrenarse los zapatos, luchar por lo que amas, por tus sueños; vivir equivocándonos, intentándolo, antes que alguien más se atreva a la mejor hazaña: ¡LA VIDA!

Y cada mañana, cuando abrimos los ojos en esta tierra de “locos”, ese nuevo día es la señal de que hay que intentarlo de nuevo.

Hoy me acordé de sus sandalias negras… y me dio “vergüenza” porque yo quería estrenarme unos mocasines de colores y por miedo a que se mojaran… ¡no me los puse!

¿Y qué si se mojan?… que se sequen.

¿Y qué si se rompen?… los usé.

¿Y qué si no funciona?… ¡lo intenté!

Ahora, ya aquí pensando: hoy es un buen día para estrenar zapatos…

Para comenzar a hacer tus ‘sueños realidad’.

¿Aún tienes algo sin estrenar?
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Nota: Muchos atribuyen este texto a Gabriel García Marquez, su autora es Marisel Hilerio Rivera

A cierta edad...

 

Será que uno a cierta edad se vuelve más selectivo para todo o ya más cansado, y con todo lo vivido, elije lo que le queda más cómodo y/o lo que le da más paz.
Será que a una cierta edad los amigos son tal vez menos pero más sinceros, nos quedamos con los que nos hacen bien y los más buenos, los que nos ayudan a crecer y se dejan ayudar al mismo tiempo.
Será que los años nos ponen en el camino compañeros de vida que nos enseñan tanto y por ello se forman vínculos fuertes y verdaderos.
Será que a cierta edad se empieza a respirar más calma y al que agrede lo corremos, al que miente con maldad lo ignoramos, al resentido lo alejamos, y buscamos abrazarnos a aquellos que como nosotros buscan recorrer el resto del camino en equilibrio emocional, sorteando las batallas y los éxitos que la vida nos depara.
Será que el trabajo sigue siendo el sustento, pero ya empezamos a soñar con otras cosas que llenen nuestro tiempo. Será que descubrimos a nuestros padres a veces muy tarde y entendemos que no eran superhéroes, sino almas hermosas que dieron siempre lo mejor que de ellos pudieron... con aciertos y desaciertos.
Será que el amor se transforma, las miradas confiesan lo que sienten, no mienten, no hay peleas tontas ni desencuentros que duelan, sino más bien la vida misma con las risas y las penas en buena compañía.
Será que la soledad también se disfruta, no es necesario tanto ruido ni tanto griterío; el sillón, una manta, un buen libro y una copa de vino alcanzan para cerrar los ojos y hundirnos en algún sueño o en algún grato recuerdo.
Será que la vida va pasando y las piezas se siguen acomodando, pero sin tanto apuro pensamos en cómo vivir y cómo mover todas y cada de ellas.
Será que la vida nos hace más sabios si supimos aprovechar cada fracaso, cada dolor, cada desencanto para volvernos más fuertes, más sensibles, menos perfectos, más humildes, menos ambiciosos y más humanos.

Una pequeña confusión


Un señor se fue de viaje y sabiendo que su novia necesitaba unos lentes, entró en una óptica para ver si encontraba unos bonitos y baratos.

Después de ver unos cuantos, se decidió por unos y se los compró. La empleada se los envolvió, pagó la cuenta pero, al marcharse, en lugar de llevarse el paquete con los lentes, agarró otro muy parecido que había al lado.

El paquete contenía unos calzones que una clienta de la óptica acababa de comprarse en otra tienda.

El señor no se dio cuenta de la equivocación, se fue directamente a la oficina de correos y le envió el paquete a su novia, junto con una carta.

La novia al recibirlo se quedó extrañadísima con el contenido así que abrió la carta y leyó.

Querida Marta:

Espero que te guste el regalo que te envío, sobre todo por la falta que te hacen, ya que llevas mucho tiempo usando los mismos y éstos son cosas que se deben cambiar de vez en cuando.

Espero haber acertado con el modelo. La encargada de la tienda me dijo que era la última moda, de hecho me enseñó los suyos y eran iguales.

Yo, para comprobar si eran ligeros, me los probé allí mismo. No sabes como se rió la muchacha, porque esos modelos femeninos en los hombres se ven comiquísimos, y más a mí, que sabes que tengo unos rasgos muy prominentes.

Una chica que había allí me ayudó también a decidir. Me los pidió, se quitó los suyos y se los puso para que yo pudiera ver el efecto.
A esta chica le lucían menos que a la empleada de la tienda, porque el pelo se los tapaba un poco por los lados, pero aún así, me pareció que le favorecían muchísimo.

Finalmente me decidí y te los compré. Póntelos y se los enseñas a tus padres, hermanos y, en fin, a todo el mundo, a ver qué dicen.
Ah, y ojalá no te queden muy grandes, no sea que se te caigan cuando vayas caminando.

Para que te sean útiles y resulten más bonitos, me han aconsejado que los limpies muy a menudo.

Llévalos con cuidado y, sobre todo, no vayas a dejarlos por ahí y los pierdas, tú tienes la costumbre de quitártelos en cualquier parte.
En fin, para que te voy a decir más... Estoy deseando vértelos puestos, porque se que te van a quedar mucho mejor que los que le vi a tu hermana.

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