El mejor curso de fotografía se llama “Manual”.
Una fotografía no se toma, se hace.
Fotografiar es colocar la cabeza, el ojo y el corazón en un mismo eje.
Lo importante es ver aquello que resulta invisible para los demás.
La fotografia no puede cambiar la realidad pero si puede mostrarla.
Uno se convierte en fotógrafo cuando ha superado las preocupaciones del aprendizaje y en sus manos la cámara se convierte una extensión de uno mismo. Entonces comienza la creatividad.
Al contrario de lo que se acostumbra a decir creo que la fotografía se parece más a la literatura que a la pintura.
Una buena fotografía casi nunca se hace por azar.
Se ve solo con el corazón, lo esencial es invisible para los ojos.
El acto más difícil es aquel que consideramos más simple: percibir con una mirada despierta las cosas que se presentan ante nuestra vista.
Entre las muchas formas de combatir la nada, una de las mejores es hacer fotografías.
Una fotografía no se toma, se hace.
La memoria no guarda películas, guarda fotografías.
Notas, reflexiones y algunas locuras que rondan en mi cabeza
martes, 30 de julio de 2019
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